CARACAS.- Cientos de miles de
opositores venezolanos votan en calma este domingo en un plebiscito
simbólico para mostrar su rechazo al presidente Nicolás Maduro y su
Asamblea Constituyente, redoblando la presión por un cambio de gobierno
tras casi cuatro meses de violentas protestas.
Los votantes,
muchos vestidos de blanco o con prendas con los colores de la bandera
nacional, acuden de forma fluida a las urnas instaladas por la coalición
Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en toda Venezuela, en algunos
sectores con largas filas.
"No conseguimos medicinas, cada vez
alcanza para menos comida en la casa, y ellos (los del gobierno) solo
quieren seguir en el poder. Votamos para sacarlos", dijo
Tibisay Méndez, de 49 años, en un centro en el sureste capitalino.
Venezuela vive una fuerte convulsión con protestas que
dejan 95 muertos desde el 1 de abril, y una de las peores crisis
económicas de su historia, que asfixia a la población con una severa
escasez e inflación de tres dígitos.
Sin el aval del poder
electoral, el plebiscito no es vinculante, pero la oposición confía en
hacer palpable el rechazo a la Constituyente, quesería del 70% según la
encuestadora Datanálisis, para obligar al gobierno a dar marcha atrás.
No
obstante, Maduro afirma que la Constituyente es el "único camino" hacia
la paz y la recuperación económica, por lo que sostiene que nada
impedirá la elección, el 30 de julio, de los 545 asambleístas.
Organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), acusado de servir
al gobierno, otros cientos de miles de seguidores del gobierno
participan este domingo en un simulacro para esa elección.
"Este
momento es histórico, no lo vamos a empañar con violencia (...). Es un
día de paz y tolerancia, los dos bandos están siendo observados por el
mundo", dijo María Canela, en el ensayo en un colegio del
centro de Caracas.
La MUD consulta a los venezolanos si rechazan la Constituyente, si
apoyan unas elecciones y la renovación de los poderes públicos, y si
quieren exigirle a la Fuerza Armada -principal sostén de Maduro- que
respete la Carta Magna.
"Esta jornada marcará un
antes y un después. Estamos haciendo historia. Vamos a demostrar al
mundo entero y a quienes tienen el poder que el pueblo es el dueño de su
destino", dijo Julio Borges, jefe del Parlamento de mayoría opositora.
La
oposición acusa a Maduro de llevar al país a la bancarrota y a una
"dictadura" que busca consolidarse y perpetuarse con la Constituyente,
mientras que el presidente dice que sus adversarios promueven la
violencia para derrocarlo con ayuda de Estados Unidos.
"Hoy
estamos eligiendo entre la guarimba (protesta violenta) y la paz",
aseguró Héctor Rodríguez, jefe de la bancada parlamentaria oficialista,
durante el simulacro.
Respaldado por los poderes electoral, judicial y militar,
Maduro da por hecho que tendrá de su lado a partir de agosto una
Constituyente que regirá al país como un "suprapoder" por tiempo
indefinido, con facultad hasta para anular al Parlamento.
Su
proyecto causó una fractura del chavismo, encabezada por la fiscal
general, Luisa Ortega, quien no acudió al plebiscito aunque sí su esposo
y diputado chavista Germán Ferrer y otros disidentes.
La consulta es apoyada
por parte de la sociedad civil, la Iglesia católica, Naciones Unidas, la
Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y varios
gobiernos de América Latina y Europa.
Buscando darle credibilidad,
la oposición nombró garantes a cinco rectores de universidades y cuenta
como observadores con los expresidentes Vicente Fox (México), Andrés
Pastrana (Colombia), Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez (Costa
Rica) y Jorge Quiroga (Bolivia).
"Maduro tiene que entender que ya
nadie le quiere", aseguró Fox. Pastrana dijo esperar que el presidente
"entienda el mensaje: los venezolanos no quieren Constituyente".
El gobierno ve el plebiscito como una "consulta interna"
de la MUD o un acto más de protesta, y cuestiona que la MUD vaya a
quemar los cuadernos electorales argumentando que busca evitar
represalias contra los votantes.
Suavizando el tono, Maduro llamó a
una jornada "en paz": "Es un show internacional (...) háganlo, pero en
paz. Sólo pido respeto, pacíficamente, sin ningún incidente", dijo.
El
analista Luis Vicente León opinó que el éxito de la oposición dependerá
de que los millones que voten en el plebiscito se movilicen en una
"lucha pacífica" para sacar a Maduro del poder.
Definido como un
"acto de rebeldía", la oposición afirma que tras el plebiscito se
activará el lunes la "hora cero", la fase decisiva de las protestas, sin
descartar una huelga general.
Las mesas de votación, unas 14.300
instaladas en Venezuela -500 funcionan en 80 países-, abrieron a las
07:00 locales (11:00 GMT) y cerrarán a las 20:00 GMT, para ofrecer los
resultados por la noche.