NUEVA YORK.- Wall Street recibió ayer a Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos con alzas en sus principales indicadores, pero a la espera de conocer en detalle sus propuestas económicas para tener mayores certezas sobre su gestión.
El parqué neoyorquino terminó con un avance del 0,48 % en el Dow
Jones de Industriales, el principal indicador, que llevaba cinco días de
bajas por sesiones que han estado marcadas por el compás de espera ante
el comienzo del mandato de Trump.
La de ayer fue una sesión caracterizada por un zigzagueo
que comenzó con el inicio del discurso oficial de Trump para delinear su
gobierno y sus propuestas y por las reacciones a las protestas
callejeras en Washington después de la investidura presidencial.
Fue una sesión "con mucho ruido", afirmó el jefe de estrategia de la
firma bursátil TD Ameritrade, JJ Kinahan, al resumir el sentimiento que
se registró en la jornada y las perspectivas que despierta en el mercado
el mandato de Trump.
En su primer mensaje como
presidente, Trump recogió las ideas populistas que marcaron su campaña
electoral, poniendo como prioridad principal la creación de empleo y la
protección de la producción nacional.
"Seguiremos dos reglas sencillas: comprar en Estados Unidos y contratar estadounidenses", afirmó Trump.
Las palabras del presidente Trump fueron recibidas con cautela en el
mercado y con cierta admiración entre figuras claves del mundo
económico, pero con el sentimiento generalizado de que aún es pronto
para que el parqué neoyorquino pueda tener una reacción.
"Mucha gente esperaba que saliera del carril", afirmó Kinahan a la
cadena financiera CNBC, y agregó que, finalmente, Trump no lo hizo.
"Vamos a ver ahora qué va a salir y cómo se van a implementar sus
propuestas", agregó.
El multimillonario Carl Icahn,
uno de los inversores más influyentes de Wall Street y elegido por Trump
como asesor especial para la reforma de las regulaciones, destacó el
mensaje "extremadamente fuerte" lanzado por Trump contra el poder
establecido.
"Puede ser algo bueno, promover cambio... Es lo que necesita esta economía", agregó Icahn.
Wall Street quiere ver cómo lo hace Trump en temas claves que le
interesan especialmente al mercado bursátil. Uno de ellos es el de las
regulaciones financieras, que el gobernante ha prometido revisar para
dar flexibilidad al sector.
También quiere ver cómo
se implementa la reforma fiscal que ha prometido y que pueden
determinar, por ejemplo, un recorte en los tributos por beneficios para
que muchas empresas que han trasladado su sede fiscal fuera del país
vuelvan a Estados Unidos.
Son medidas que llevarán
tiempo, así como los nuevos aranceles que quiere impulsar Trump para
proteger la industria nacional, por una parte, y los cambios en algunos
tratados comerciales, que en este caso requieren de la luz verde del
Congreso.
Pero, en resumen, el sentimiento compartido
es que Wall Street ha pasado ya la página sobre las incertidumbres
políticas que existían antes de los comicios del 8 de noviembre, y ahora
se entra de lleno en la espera de lo que haga el nuevo gobierno.
"La verdad es que no se sabe dónde nos llevará todo esto", sostiene el
vicepresidente de la firma Allianz Investment Management, John Bredemus.
"La incertidumbre no es sólo de parte de la Administración Trump, sino
también en cuanto a política monetaria", agregó Bredemus.
El director general del grupo bancario JPMorgan Chase, Jamie Dimon,
reclutado por Trump para integrar un foro de empresarios que lo
asesorará en políticas públicas, se mostró optimista sobre la nueva
etapa que se abre.
Su investidura, dijo Dimon en un
mensaje poco después del relevo en el poder, "representa un momento de
oportunidades para Estados Unidos y los estadounidenses".
El país, agregó, "está bien colocado para aprovechar el impulso que la economía estadounidense ya está mostrando".
Como telón de fondo del esplendoroso escenario en el que se ha
desarrollado la ceremonia en Washington este viernes, está la
preocupación mundial sobre el comportamiento, las formas y la política
que va a desarrollar el nuevo presidente, un exitoso empresario que no
tiene la menor experiencia política y que pretende gobernar el país, y
parte del mundo, por su indudable influencia, la influencia del país más
poderoso de la Tierra, como si fuera una empresa. Para ese trabajo se
ha rodeado de millonarios y ejecutivos de grandes corporaciones,
militares de viejo cuño, y asesores militantes del extremismos,
convencido de que no necesita ni a políticos, ni a politólogos, ni a
economistas, sino a empresarios. Empresarios capaces de crear empleo y
riqueza y, según ha prometido, hacer, de nuevo, grande a América,
devolviendo el poder al pueblo. Y, en el fondo a él, como representante
indiscutible del pueblo, que le ha votado. Que le ha votado a él, no al
partido republicano. A él, el empresario neoyorkino de éxito que va a
hacer un nuevo país.