PARÍS.- El presidente francés, François Hollande, ha mostrado su oposición al
"libre comercio sin reglas" que según critica propone el acuerdo TTIP
que negocian Estados Unidos y la Unión Europea. "Nunca aceptaremos el
cuestionamiento de principios esenciales para nuestra agricultura y
nuestra cultura y de reciprocidad de acceso a los mercados públicos", ha
declarado Hollande en un discurso pronunciado en la clausura de un
coloquio político organizado en París, cuyo tema era "La izquierda en el
poder".
"Hemos planteado principios en el marco de las negociaciones
comerciales internacionales. Pienso en las normas sanitarias,
alimentarias, sociales, culturales y medioambientales", prosigue su
intervención. "Es por ello que, en el estado actual, Francia dice no a
la etapa que conocemos de las negociaciones comerciales
internacionales", ha recalcado Hollande en un discurso muy aplaudido por
los asistentes al coloquio.
Poco antes, el secretario de Estado de Comercio Exterior francés
Matthias Fekl había declarado que "la opción más probable" es la
interrupción de las negociaciones, "teniendo en cuenta la posición de
Estados Unidos".
"Queremos reciprocidad. Europa propone mucho y recibe
muy poco a cambio. No es aceptable", ha señalado. "No puede haber
acuerdo sin Francia, y mucho menos contra Francia", ha recalcado Fekl.
Según Vivien Pertusot, director del Instituto Francés de Relaciones
Internacionales (IFRI) en Bruselas, la postura francesa no impedirá la
continuación de las negociaciones. "Cuando la Comisión Europea encara un
tema, va hasta el final. Por eso es difícil prever un cese puro y
simple de las negociaciones en los próximos meses", ha señalado
Pertusot. No obstante, la posición francesa complicará las
negociaciones, de las que "es difícil imaginar una conclusión positiva y
rápida sin el apoyo político de Francia", ha añadido.
Las opinión pública europea es reticente a unas negociaciones que
considera opacas. El lunes, la organización ecologista Greenpeace reveló
248 páginas de documentos confidenciales de las negociaciones, según
los cuales los intereses de las grandes corporaciones se pondrían por
encima de los sanitarios y medioambientales si el TTIP llegara a
firmarse. Bruselas y Washington calificaron de "engañosa" y de "tormenta
en un vaso de agua" esa publicación.