Mario Draghi
ha sido rotundo en su respuesta a las presiones a las que le vienen
sometiendo desde hace tiempo varios políticos conservadores alemanes,
entre ellos, el poderoso ministro de Finanzas, Wolfgan Schauble. Primero
aseguró que las políticas del BCE alientan el surgimiento de
movimientos populistas en Europa, como el AfD y este fin de semana pidió
en público que el organismo europeo empezara a pensar en subir los
tipos.
A
estas presiones de Schauble se habían sumado en los últimos días,
como ya ha recogido capitalmadrid.com en su edición del
miércoles día 20, el vicepresidente del grupo parlamentario
CDU/CSU en el Bundestag, Hans-Peter Friedrich, y el propio portavoz de
la CSU, Hans-Peter Uhl.
Ambos han coincido en pedir que el
próximo presidente del Banco Central Europeo sea un alemán para
aplicar sus políticas más restrictivas en materia monetaria.
Aunque la sucesión de Draghi no corresponde aplicarla hasta
noviembre del 2019, queda claro que es un intento de presionar al
italiano para que se atenga a las sugerencias alemanas y aplique
una política monetaria menos laxa.
La clase política
alemana está muy habituada a presionar a los presidentes del BCE.
El predecesor de Draghi, Jean-Claude Trichet, era considerado más
alemán que los alemanes en sus decisiones, pese a ser francés. No
hay más que recordar que, mientras la Reserva Federal de EEUU bajaba
los tipos de interés para combatir los efectos de la crisis
financiera, el BCE llegó a subir los tipos dos veces mientras
estábamos en el peor momento de la crisis.
Pese a estas
evidentes presiones, Mario Draghi no se ha referido a ellas hasta
que no le han preguntado los periodistas. Una buena parte de su
comparecencia pública ha estado dedicada a responder como se
puede garantizar la independencia del Banco Central Europeo.
El
presidente del emisor europeo ha asegurado que existe unanimidad
a la hora de proclamar la independencia de las actuaciones del
BCE, pero ha reconocido que estas presiones suponen una erosión
para la credibilidad de los bancos centrales, lo que a la larga
reduce la eficacia de sus propias medidas.
Al mismo tiempo
considera que el hecho de que no se hayan visto acompañadas por otras
medidas de los gobiernos respectivos y otras instituciones
rebaja la eficacia de las suyas. Referencia que podría suponer una
crítica indirecta a la mojigatería de las instituciones
comunitarias.
El presidente de la Comisión Europea también
debería darse por aludido, no dejar toda la responsabilidad en los
gobiernos de los países respectivos de la UE. Porque las propuestas
que sigue manteniendo Draghi son rebajar impuestos, lograr
déficits presupuestarios más bajos y, más inversión pública, en
la que la Comisión Europea tiene mucho que decir y sobre todo hacer.
Para
que no quede la menor duda, ni para los mercados, ni para los
clientes de que los tipos de interés se van a mantener al 0 %, en el
primer párrafo de su comunicado inicial dice que los actuales
niveles de tipos o incluso más bajos se van a seguir manteniendo
más allá de la aplicación de la política de compra de activos, una
política de compras que va a durar como mínimo hasta marzo del año
que viene.
Esto significa que las personas que tengan una
hipoteca u otro tipo de crédito vinculado directa o
indirectamente a los tipos oficiales de interés del dinero pueden
dormir tranquilos como mínimo hasta el verano del año que viene.
Draghi ha pedido tiempo y se lo ha concedido.
(*) Periodista español