PEKÍN.- China
conmemora mañana, domingo, el 15º aniversario de su entrada en la
Organización Mundial del Comercio (OMC), un hito en su integración en la
economía global, en un momento de tensión con sus principales socios
comerciales.
Las últimas acusaciones del presidente electo de Estados
Unidos, Donald Trump, contra las prácticas comerciales chinas agrian
todavía más una efeméride ya ensombrecida por las reticencias de
Washington, como también de la Unión Europea y Japón, a reconocer al
gigante asiático como economía de mercado, ante el enfado de Pekín.
El Ministerio de Comercio chino amenazó este viernes con
denunciar a la OMC lo que ve como un incumplimiento de su protocolo de
adhesión al organismo.
En el tratado se permitía a los miembros de la OMC calcular
hasta 2016 los derechos contra el "dumping" (venta por debajo del precio
de mercado) de sus importaciones de la nación asiática basándose en los
precios de un tercer país, al entenderse que China era una economía "no
de mercado".
Esta cláusula, recogida en el artículo 15 del tratado, se
incluyó para dar tiempo al gigante asiático a completar su transición
desde una economía planificada hacia una de mercado, y vencerá este
domingo, al cumplirse 15 años desde su entrada en la OMC.
"China insta a aquellos miembros de la OMC que hasta ahora
no han logrado seguir el artículo 15 a cumplir sus obligaciones tan
pronto como sea posible", dijo Shen Denyang, portavoz del Ministerio de
Comercio chino, en rueda de prensa.
La polémica del estatus de "economía de mercado" se debe a
una diferente interpretación de esa cláusula, ya que para Pekín debe
dejar de aplicarse de forma automática, pero otros gobiernos supeditan
su retirada a que el país haga honor a esa condición.
Aunque más de 150 países han reconocido a China como
"economía de mercado", el consenso internacional entre los expertos es
que no cumple con todos los requisitos para esa definición.
El portavoz del Ministerio de Comercio chino insistió en que
la eliminación del procedimiento "antidumping" del "país sustituto" y
el hecho de que el gigante asiático sea o no una economía de mercado
"son dos conceptos distintos que no se relacionan entre sí".
"Las normas de la OMC no tienen ningún criterio o descripción sobre los países con una economía de mercado", señaló Shen.
Esta disputa coincide, además, con la victoria electoral en
Estados Unidos de un Trump que ha hecho de la retórica antichina, sobre
todo en materia de comercio, una de sus banderas.
"China es responsable de casi la mitad de nuestro déficit
comercial y China no es una economía de mercado, ellos no respetan las
reglas del juego y ha llegado el momento de que lo empiecen a hacer",
afirmó Trump este jueves.
Tampoco faltan denuncias de discriminación contra empresas
extranjeras, por la escasa protección de los derechos de propiedad
intelectual o por la baja apertura en algunos sectores.
"Puede que sea cierto que algunas áreas que China prometió
abrir no se han abierto tanto como se esperaba. No obstante, deberíamos
centrarnos en los vastos progresos de China tras su entrada en la OMC.
Es ampliamente reconocido que el país está mucho más abierto hoy que en
2001", explica Xu Bin, profesor de la Escuela de Escuela
Internacional de Negocios China-Europa de Shanghái (CEIBS)
Cuando China solicitó formar parte del principal club del
comercio internacional, en 1986, la OMC ni tan siquiera existía, sino
que fue el GATT (Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio) el
receptor de su petición.
Tras 15 años de negociaciones y un cambio de institución
rectora del comercio mundial entre medias, el 11 de diciembre de 2001 se
materializó finalmente la entrada del gigante asiático en la OMC.
Para ello, Pekín tuvo que reformar su régimen comercial de
arriba a abajo, lo que implicó -recuerda Xu- bajar sus aranceles
generales del 20 % a alrededor del 5 %, reducir las barreras no
tarifarias y simplificar los procedimientos.
Esa transformación dio sus frutos: el volumen de
transacciones de China con el exterior ascendía a 510.000 millones de
dólares en 2001 y en estos 15 años se multiplicó por ocho para convertir
al país en líder mundial del comercio, con unos intercambios cercanos a
los 4 billones de dólares al cierre de 2015.
"China evolucionó de una potencia comercial regional a una
global. Se convirtió en la fábrica del mundo", asegura el profesor de la
CEIBS.
Todo ello ha influido en que, en un momento en el que suenan
cada vez más fuerte las llamadas al proteccionismo, las autoridades de
China se empeñen en defender la liberalización del comercio, conscientes
de que, sobre todo a partir de su entrada en la OMC, su país se situó
entre los beneficiados por la globalización.
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