PEKÍN.- Ante la expiración este
domingo de una cláusula del tratado de adhesión de China a la OMC, Pekín
deberá defender su nuevo estatus como "economía de mercado" ante el
resto de socios, que se niegan a reconocerla como tal por el temor a un
aluvión de productos a precio de saldo.
El 11 de
diciembre se cumple el decimoquinto aniversario de la adhesión de China a
la Organización Mundial del Comercio (OMC), en un contexto marcado por
la desconfianza general hacia las exportaciones chinas, en especial
desde Estados Unidos, donde el presidente electo, Donald Trump, amenaza
con imponer derechos de aduana del 45%.
En los términos
de su protocolo de adhesión, los países miembros de la OMC podían hasta
esa fecha tratar a Pekín como una 'no-economía de mercado', lo que
implicaba la posibilidad de imponerle duras tasas contra la competencia
desleal, con el razonamiento de que los precios de China no reflejaban
la realidad del mercado.
Ni
Estados Unidos ni la Unión Europea o Japón tienen intención de abolir
su arsenal contra la competencia desleal a partir del 12 de diciembre:
China deberá iniciar un largo proceso ante la OMC si pretende imponerse a
sus socios, explican especialistas en comercio internacional.
"China
tomará medidas para defender sus derechos si los miembros (de la OMC)
continúan con las viejas prácticas 'antidumping' contra productos chinas
tras la fecha de expiración" de la cláusula, advirtió el viernes el
portavoz del ministerio chino de Comercio, Shen Danyang, citado por la
agencia Xinhua, en reacción al anuncio de Japón un día antes sobre el
mantenimiento de sus tasas a productos chinos.
"China
pasará automáticamente al estatuto de economía de mercado" el 11 de
diciembre, afirmaba la agencia de prensa oficial china. La negativa de
otras potencias a reconocerle este estatuto no es "sino proteccionismo
enmascarado, lo que va contra la corriente de la globalización y
envenena la recuperación de la economía mundial", acusaba, denunciando
una "doble barra de medir aplicada por Occidente a China".
Para
Washington, sin embargo, la concesión del estatus de economía de
mercado no es ni mucho menos automática, y las cláusulas contra la venta
a pérdida del protocolo de adhesión "permanecen intactas".
"Estados
Unidos sigue preocupada por los graves desequilibrios del dirigismo
chino, como las sobrecapacidades de producción, especialmente en el
sector del acero y del aluminio", insistió el departamento de comercio
el viernes. "China no ha hecho las reformas necesarias para funcionar
conforme a las reglas de mercado".
Por lo tanto,
Washington seguirá aplicando sus métodos de cálculo "alternativos" para
determinar los márgenes chinos, prometió el departamento de Comercio,
apoyado por la Alianza de Manufactureros Estadounidenses (AAM), según la
cual el excedente comercial de China costó 3,2 millones de empleos en
Estados Unidos desde la adhesión de Pekín a la OMC.
En
Bruselas, el enfoque es algo distinto: la Comisión Europea anunció el
mes pasado un nuevo método para luchar contra la venta a pérdida o
competencia desleal, que ya no se dirigiría específicamente contra China
pero podría aplicarse a todo país sospechoso de vender a precio de
saldo.
Pero los Veintiocho se encuentran divididos y la
propuesta, denunciada por Pekín, no ha podido ser aprobada antes del
límite de plazo del 11 de diciembre por los Estados miembros de la UE ni
por el parlamento europeo.
En cualquier caso, mientras
el gendarme del comercio mundial no dé su veredicto definitivo sobre la
interpretación de la famosa cláusula, "la UE y los demás miembros de la
OMC podrán seguir tratando a China como la no-economía de mercado que
es", considera Milan Nitzschke, portavoz de Aegis Europe, una
organización que reagrupa una treintena de industrias europeas.
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