MADRID.- La izquierda y los partidos nacionalistas han ganado las elecciones generales en España pese a un triunfo relativo del PP al ser la única formación en superar el 25% de los sufragios. La gran sorpresa de la jornada electoral para elegir el nuevo Parlamento ha sido la fuerte irrupción de Podemos (el Syriza hispano), el no tan ligero descenso del PSOE y la frustración de las expectativas con Ciudadanos, el nuevo partido de centro-derecha llamado a sustituir al PP.
Los
españoles sancionaron este domingo a la 'vieja política', dando al
Partido Popular, de Mariano Rajoy, una ajustada ventaja que complicará
la formación de un Gobierno, e impulsando con fuerza al partido radical y populista de izquierda Podemos.
"Voy
a intentar formar Gobierno y creo que España necesita un Gobierno
estable", afirmó Rajoy, de 60 años, tras perder de forma estrepitosa la
comodísima mayoría absoluta que obtuvo en 2011, pudiendo verse abocado a
un inestable Gobierno minoritario por un Parlamento muy fragmentado en
el que será difícil formar mayorías.
"Será
necesario hablar mucho, dialogar más, llegar a entendimientos y
acuerdos", agregó desde el balcón de la sede nacional de su formación
ante los simpatizantes reunidos con banderas entre gritos de "¡España,
España!".
Con
el 100% del escrutinio realizado, el PP obtenía 123 diputados en una
cámara de 350. Nunca hasta ahora un partido ha gobernado en España con
menos de 156 escaños.
Le
sigue con 90 diputados (22,01% de votos) el socialista PSOE, liderado
por Pedro Sánchez, de 43 años, que ahonda en su derrota de 2011, cuando
obtuvo el hasta entonces peor resultado de su historia (110 diputados).
Y
la gran novedad de estas elecciones, las dos nuevas formaciones que
irrumpen con fuerza acabando con más de 30 años de bipartidismo de PP y
PSOE: Podemos y sus aliados con 69 escaños (20,65%) y Ciudadanos con
40 diputados (13,93%), de centro-derecha.
También
han conseguido escaños Esquerra Republicana de Catalunya, con 9
(2,39%); Democràcia i Llibertat, 8 (2,25%); Partido Nacionalista Vasco, 6
(1,20%); Izquierda Unida, 2 (3,67%); Bildu, 2 (0,87%); y Coalición
Canaria, 1 (0,32%).
Los
duros años de crisis y las dolorosas políticas de austeridad, el fuerte
aumento del desempleo -que llegó al 27% a principios de 2013 y sigue
aún en el 21,18%- y los innumerables escándalos de corrupción desataron
una crisis institucional que cristalizó en junio de 2014 con la
abdicación del rey Juan Carlos I en su hijo Felipe VI y lleva ahora a
una nueva generación de políticos al Parlamento.
Hoy
"se inaugura una nueva etapa política en nuestro país", lanzaba el
líder del Podemos, Pablo Iglesias, un politólogo de 37 años, que fundó
su partido hace apenas dos y vuelve a dar la sorpresa tras haber
obtenido cinco eurodiputados en 2014 e impulsado la victoria en mayo de
alcaldes 'indignados' en ciudades como Madrid y Barcelona.
"Millones
de españoles han decidido que esta España va a cambiar", aseguró el
abogado Albert Rivera, de 36 años, líder de Ciudadanos. "Ahora vamos a
participar los ciudadanos españoles del cambio político en nuestro
país", agregaba.
Estos
comicios culminan un año de cambio electoral en el sur de Europa, tras
la victoria de la izquierda radical de Alexis Tsipras en Grecia en enero
y la llegada al poder en Portugal en octubre de una coalición de
partidos de izquierda, a pesar de que la derecha había sido la más
votada.
"Es
una victoria del PP, sí, pero podría pasar algo insólito en
España: que la fuerza ganadora terminara sin gobernar", explicaba el catedrático de Ciencia Política Jordi Matas, de la Universidad
de Barcelona. Se podría "construir una mayoría alternativa a la
derecha", afirmaba, señalando que los independentistas catalanes, que
suman 17 diputados, se pueden ver atraídos por Podemos, tras su promesa
de referéndum soberanista en Cataluña, donde fue, como en el País Vasco,
la fuerza más votada.
Pese a su triunfo hoy en las elecciones generales españolas, el conservador Partido Popular (PP) necesitará pues el apoyo de más de una fuerza para mantenerse en el poder, tras quedar lejos de la mayoría absoluta necesaria. Así lo reflejan los datos oficiales, que conceden a la agrupación del presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, 123 de los 350 escaños en el Congreso de los Diputados, cuya mayoría se ubica en 176 representantes.
Ni siquiera con el respaldo del partido Ciudadanos (centroderecha), considerado su aliado natural y con apenas 40 asientos en la Cámara baja, la derecha en el poder lograría el margen necesario para gobernar.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que junto al PP encarnan décadas de bipartidismo con la alternancia en el poder, quedaría en la segunda posición con 90 representantes parlamentarios.
La nueva formación Podemos (centroizquierda), nacida en 2014 y vista como la heredera del conocido Movimiento 15-M o de los Indignados, que en 2011 protagonizó multitudinarias protestas contra la clase política, obtiene 69 asientos y más del 20 por ciento de los votos.
Podemos y Ciudadanos, que capitalizaron el descontento ciudadano por los escándalos de corrupción dentro de los partidos tradicionales, serán decisivos en las negociaciones postelectorales para lograr un consenso que permita formar gobierno a la agrupación más votada.
En opinión de analistas, los comicios esbozarán un inédito escenario multipartidista en este país, con un ejecutivo en minoría obligado a pactar y que tendría dificultades para acabar una legislatura de cuatro años.
Los casos de corrupción en las filas de socialistas y populares y la debacle económica que desangra al país desde 2008 llevaron a los gobiernos del PSOE, primero; y del PP después, a adoptar draconianas medidas de austeridad, con recortes en servicios públicos esenciales.
El malestar de la población, plasmado en las protestas del 15-M en el año 2011, fue canalizado por Podemos, liderado por el joven profesor universitario Pablo Iglesias.
Ciudadanos -aunque más afín a los preceptos neoliberales encarnados por el PP- de alguna manera también recogió la indignación popular con el clientelismo y la corrupción.
Su máximo dirigente y aspirante a la jefatura del ejecutivo, Albert Rivera, descartó apoyar una posible coalición o la investidura de candidatos del PP o el PSOE, partidos que, en su opinión, representan un modelo de hacer política del pasado.
Ante este panorama tan incierto, y después de una campaña en la cual su agrupación no despuntó, Rajoy recurrió al discurso del miedo frente a la posibilidad de que una alianza de izquierda le desaloje de La Moncloa, sede de la jefatura gubernamental.
"España entra desde hoy en una etapa política nueva. Nada será igual porque, según todas las previsiones, habrá un parlamento mucho más fragmentado, con irrupción de dos partidos nuevos, en el que serán necesarios acuerdos", destacó el periódico El País.
Pese a su triunfo hoy en las elecciones generales españolas, el conservador Partido Popular (PP) necesitará pues el apoyo de más de una fuerza para mantenerse en el poder, tras quedar lejos de la mayoría absoluta necesaria. Así lo reflejan los datos oficiales, que conceden a la agrupación del presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, 123 de los 350 escaños en el Congreso de los Diputados, cuya mayoría se ubica en 176 representantes.
Ni siquiera con el respaldo del partido Ciudadanos (centroderecha), considerado su aliado natural y con apenas 40 asientos en la Cámara baja, la derecha en el poder lograría el margen necesario para gobernar.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que junto al PP encarnan décadas de bipartidismo con la alternancia en el poder, quedaría en la segunda posición con 90 representantes parlamentarios.
La nueva formación Podemos (centroizquierda), nacida en 2014 y vista como la heredera del conocido Movimiento 15-M o de los Indignados, que en 2011 protagonizó multitudinarias protestas contra la clase política, obtiene 69 asientos y más del 20 por ciento de los votos.
Podemos y Ciudadanos, que capitalizaron el descontento ciudadano por los escándalos de corrupción dentro de los partidos tradicionales, serán decisivos en las negociaciones postelectorales para lograr un consenso que permita formar gobierno a la agrupación más votada.
En opinión de analistas, los comicios esbozarán un inédito escenario multipartidista en este país, con un ejecutivo en minoría obligado a pactar y que tendría dificultades para acabar una legislatura de cuatro años.
Los casos de corrupción en las filas de socialistas y populares y la debacle económica que desangra al país desde 2008 llevaron a los gobiernos del PSOE, primero; y del PP después, a adoptar draconianas medidas de austeridad, con recortes en servicios públicos esenciales.
El malestar de la población, plasmado en las protestas del 15-M en el año 2011, fue canalizado por Podemos, liderado por el joven profesor universitario Pablo Iglesias.
Ciudadanos -aunque más afín a los preceptos neoliberales encarnados por el PP- de alguna manera también recogió la indignación popular con el clientelismo y la corrupción.
Su máximo dirigente y aspirante a la jefatura del ejecutivo, Albert Rivera, descartó apoyar una posible coalición o la investidura de candidatos del PP o el PSOE, partidos que, en su opinión, representan un modelo de hacer política del pasado.
Ante este panorama tan incierto, y después de una campaña en la cual su agrupación no despuntó, Rajoy recurrió al discurso del miedo frente a la posibilidad de que una alianza de izquierda le desaloje de La Moncloa, sede de la jefatura gubernamental.
"España entra desde hoy en una etapa política nueva. Nada será igual porque, según todas las previsiones, habrá un parlamento mucho más fragmentado, con irrupción de dos partidos nuevos, en el que serán necesarios acuerdos", destacó el periódico El País.