ESTAMBUL.- Con la conmoción
por los atentados de París todavía presente, los líderes de las
potencias del G-20 quieren reforzar la lucha contra las fuentes
financieras del terrorismo yihadista de Daesh (acrónimo árabe del Estado
Islámico).
Los atentados en París han ensombrecido una reunión del G-20 que
comenzó con un minuto de silencio en recuerdo de las 129 víctimas
mortales, en un encuentro que reúne a los países más desarrollados y a
importantes naciones emergentes para debatir aspectos como la
reactivación de la alicaída economía mundial.
El impacto de los atentados ha tenido su influjo en la agenda, en la
que los mandatarios del G-20 han tratado la lucha contra el terrorismo en
una cena de trabajo y algunos de ellos han apuntado que es prioritario
asfixiar las fuentes financieras de los yihadistas.
Antes de esa cena, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk,
recordó que el G-20, que agrupa a los países cuyas economías engloban el
85 por ciento del PIB mundial, es un foro crucial para impulsar
normativas que dificulten el blanqueo y las transferencias para
actividades terroristas.
"No hay un mejor foro para hablar sobre la financiación del
terrorismo. Las redes terroristas no pueden planear u operar sin dinero
que se mueva a través del sistema financiero de muchos países", declaró
Tusk.
"Solo si cooperamos plenamente en el intercambio de información sobre
transacciones sospechosas podremos detener esta amenaza de forma
efectiva", agregó en una rueda de prensa.
Los atentados de París, aseguró el anfitrión de la reunión, el
presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, demuestran que no se puede
"ignorar la relación entre la economía y la política", al solicitar
responder a situaciones sociales, como el desempleo o la pobreza, que
puedan incentivar la radicalización.
"El principal interés del G-20, la economía, no está al margen de la vida social, política y humana", sostuvo Erdogan.
Uno de los objetivos del G-20 en esta cumbre es impulsar el
crecimiento económico mundial, que recientemente la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo para este año del
3,3 por ciento al 2,9 por ciento.
También la lucha contra la desigualdad, en sus niveles más elevados
en los países desarrollados en décadas, y planes para mitigar el
desempleo juvenil están sobre la mesa.
La OCDE también alertó ayer de una "drástica caída del crecimiento
del comercio", que este año se situará en el dos por ciento desde el 3,4
por ciento de 2014.
"Espero que esta cumbre del G-20 sea un punto histórico para la lucha
contra el terrorismo y la crisis de los refugiados", aseveró Erdogan, y
agregó: "el mundo tiene sus expectativas puestas en nosotros".
En cuanto a la evolución económica mundial, el presidente turco
reconoció que, "a pesar de los esfuerzos", el mundo aún está lejos de
mostrar un crecimiento vigoroso.
Y destacó que existen "nuevos riesgos" para la economía del mundo
debido a las tensiones políticas en algunas regiones, aunque no mencionó
la cercana Siria, un país arrasado por cuatro años de guerra civil
cuyas fronteras se encuentran a solo 500 kilómetros de los lujosos
hoteles del G20 en Antalya.
Los ministros de Finanzas del G-20 ya encargaron el pasado febrero al
Grupo de Acción financiera (Gafi) -el organismo intergubernamental
encargado de la lucha contra el blanqueo de capitales- medidas concretas
para fortalecer "todos los instrumentos financieros de lucha contra el
terrorismo".
Ya después de los atentados de París en enero contra el semanario
satírico Charlie Hebdo, Francia abogó por endurecer la lucha contra la
financiación de las organizaciones yihadistas.
Después de los últimos atentados en París, este llamamiento ha
cobrado una nueva urgencia y algunas fuentes dan por hecho que en el
comunicado final se pedirá a los países que aceleren la aplicación de
las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera.
El pasado octubre el Grupo de Acción Financiera ya difundió un
informe con guías y ejemplos de buenas prácticas a la hora de luchar
contra el blanqueo y los capitales opacos que pueden acabar sufragando
actividades criminales.
Mejorar las medidas contra el blanqueo es un elemento fundamental
para asfixiar económicamente al EI, ya que parte de sus fondos proceden
de la explotación de pozos de petróleo en Siria.
La revista económica Forbes ha situado al EI como la organización
terrorista más rica del mundo, con un volumen de ingresos de dos mil
millones de dólares al año.
El negocio petrolero, los secuestros, el cobro de tributos y
extorsiones, así como robos y saqueos, son las principales fuentes de
ingresos de esa organización terrorista, según Forbes.