GINEBRA.- Las dificultades de acceso al crédito para las empresas y la reducción de la inversión en investigación, desarrollo e innovación son las debilidades que España debe afrontar con más urgencia para recortar la brecha en competitividad que le separa de las economías del norte de Europa.
Así se desprende del último informe anual sobre Competitividad Global
del Foro Económico Mundial (FEM), presentado hoy en Ginebra, y en el
que España se sitúa en el puesto 35 -uno más arriba que el año pasado-
en una lista de 142 países.
España está en el entorno de países como Estonia, Omán, Chile, Kuwait
o Tailandia; todavía alejada de los países más competitivos según la
lista, que encabeza por quinto año consecutivo Suiza, seguida de
Singapur, Finlandia, Alemania, Estados Unidos, Suecia, Hong Kong, Países
Bajos, Japón y Reino Unido.
El informe señala que, aunque España está ahora consiguiendo crédito a
un coste más bajo que hace un año, eso "aún no se ha traducido en una
mejora en el acceso a la financiación para las empresas locales, que
todavía sufren fuertes restricciones de crédito para transformar sus
infraestructuras productivas".
"España se sitúa muy abajo en términos de facilidad de acceso a
préstamos -puesto 138-, y a otras formulas de financiación, como los
mercados de valores (101º) o capital riesgo (105º).
Desde el FEM también advierten de que la reducción pública y privada
de los presupuestos para investigación e innovación "es un fuerte
impedimento para la capacidad que las empresas españolas tienen para
innovar (puesto 57).
No obstante, el informe reconoce que España mantiene su
competitividad en sectores como las infraestructuras de transporte (6º) o
en aspectos relacionados con el uso de las tecnologías de la
información y comunicación (23º), "a pesar de la alta tasa de desempleo
de una mano de obra muy cualificada, gracias a una de las tasas de
matriculación universitaria más altas (8º)".
Desde el FEM recuerdan que España ha acometido en el último año un
fuerte recorte presupuestario y ha liberalizado servicios, además de
llevar a cabo una reforma estructural de sus mercados de bienes, laboral
y financiero; medidas cuyos efectos reales sobre la economía "serán más
visibles en el medio plazo".
A nivel global, el informe destaca un nivel de innovación "excelente"
y "entornos institucionales robustos que influyen sobre la
competitividad de las economías".
Este año, los tres primeros puestos -Suiza, Singapur y Finlandia- no
varían; pero Alemania (4º) sube dos; EEUU (5º) invierte una tendencia de
cuatro años a la baja y sube dos puestos; Hong Kong (7º) y Japón (9º)
reducen su brecha con las economías más competitivas; mientras que
Suecia (6º), Países Bajos (8º) y Reino Unido (10º) pierden algo de
terreno respecto al año pasado.
En Europa -advierte el FEM- los esfuerzos por resolver los problemas
de la deuda pública y evitar una desintegración del euro "han desviado
la atención de los problemas de competitividad", sobre todo en las
economías del sur, como España (35º), Italia (49º), Portugal (51º) y
especialmente Grecia (91º).
En cuanto a las economías emergentes del grupo BRIC, China (29º)
sigue a la cabeza del grupo, seguida por Sudáfrica (53º), Brasil (56º),
India (60º) y Rusia (64º); aunque solo este último mejora su
clasificación respecto al año pasado.
"La competitividad exige tener los elementos adecuados para la
innovación; desde instituciones públicas sólidas hasta la educación y un
entorno facilitador, por lo que es fundamental que la esfera de los
negocios, el gobierno y la sociedad civil cooperen y actúen de forma
transparente", ha subrayado el presidente ejecutivo del FEM, Klaus
Schwab.