MADRID.- Los europeos quieren mantener el Estado del
bienestar aunque tengan que pagar más impuestos y demandan un papel más
activo del Estado en la economía, aunque hay diferencias entre países en
cuanto a la vinculación de los ciudadanos respecto a la esfera pública,
según el estudio 'Values and worldviews' elaborado por la Fundación
BBVA.
Según el estudio, que es la primera vez que se elabora, los
europeos buscan una mayor intervención de los Estados en las economías
en tiempos de crisis, aunque la mayoría cree que la economía de mercado
es el sistema más conveniente pese a que sea también la causa de las
desigualdades sociales.
Así, la mayoría de los europeos apoya la diferenciación de los
ingresos a partir del esfuerzo individual, aunque España se aleja de la
posición europea, con una mayoría (55%) que aboga por ingresos más
equilibrados con independencia del esfuerzo personal.
Los europeos coinciden en la desconfianza que expresan hacia los
políticos, puesto que creen que se preocupan más de sus propios
intereses que de los de la sociedad. De hecho, los políticos constituyen
el grupo social que menor confianza genera en Europa en general y en
España en particular. La confianza en España llega a niveles mínimos
(media de 1,5 en una escala de confianza 0 a 10 frente a una media de
3,7 en una medición realizada por la Fundación BBVA en 2005) y los más
bajos de todos los países examinados (1,5 frente al promedio europeo de
3).
Pese a las coincidencias, los resultados describen distintos
modelos de cultura política. Suecia, Dinamarca y Países Bajos se
caracterizan por ciudadanos mejor informados, con mayor nivel de
asociacionismo y una participación pública mayoritaria que se canaliza
por vías como la decisión individual de consumo o el boicot a productos
por motivos políticos, éticos o medioambientales.
En cambio, Italia y España representan otro modelo en el que los
ciudadanos están menos informados, con un bajo nivel de asociacionismo y
una participación pública que no alcanza a la mayoría y que se canaliza
mediante recogida de firmas o movilizaciones colectivas. En estos
países, la confianza en la democracia, las instituciones y los políticos
es menor, pero hay una valoración positiva del voto como la vía por la
que los ciudadanos pueden influir en lo que hace el Gobierno.
De hecho, los españoles son los que más han participado en
manifestaciones y huelgas en el último año (23% y 21%, respectivamente,
frente al 10% y 8% en el promedio europeo)
Sobre la propia crisis, existe consenso sobre su gravedad, aunque
la percepción de esa gravedad aumenta en países como España o Italia. La
responsabilidad del ajuste se la atribuyen a un amplio conjunto de
grupos e instituciones, entre los que destacan los políticos, los
bancos, los gobiernos nacionales, los dirigentes de la UE, las compañías
financieras y las agencias de calificación.
En concreto, los españoles destacan de la media europea porque
adjudican mayor responsabilidad de la crisis a las empresas
constructoras y menor responsabilidad a "los países del Sur de Europa".
En este contexto, el 39% de los europeos se inclina por hacer
ajustes con el fin de cuadrar las cuentas públicas, mientras que el 40%
cree que es mejor mantener o aumentar el gasto para estimular el
crecimiento. Predomina la preferencia por mantener o aumentar el gasto
en España (el 59%), Suecia, Países Bajos y Dinamarca, y también en
República Checa y Reino Unido. En Francia y Alemania predomina, en
cambio, la preferencia por implementar ajustes para cuadrar las cuentas
públicas.
Así, los españoles quieren que crezca el gasto público en sanidad
(78%); en atención a discapacitados (75%), mayores (73%) y parados
(69%); en educación (65%) y en investigación científica (62%).
La mayoría en los países de la Eurozona incluidos en el estudio
cree que el euro ha sido algo negativo para la economía de sus países,
salvo en Países Bajos. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos se
posicionan en contra de volver a la antigua moneda nacional.
Aún así, la mayoría de la población en todos los países prefiere
que cada Estado miembro mantenga su propia autoridad económica frente a
que la Unión Europea tenga más autoridad sobre todos los países,
posición que se acentúa en Reino Unido, República Checa y Suecia.
La crisis es percibida de manera desigual por la población de los
países analizados, puesto que los españoles, checos, italianos,
británicos, polacos, franceses y, en menor medida, los holandeses se
sienten "muy" o "bastante" afectados por ella. Daneses, suecos y
alemanes, en cambio, son quienes menos se sienten afectados. En
concreto, el 73% de los españoles se siente muy o bastante afectado
personalmente.
Esta situación ha llevado a que la mayoría de los europeos haya
desarrollado nuevos hábitos de consumo frente a la crisis con el fin de
reducir el gasto del hogar. En concreto y entre los españoles, las
medidas más frecuentes han sido comprar productos de marca blanca (75%),
reducir los gastos en actividades de ocio (73%) o reducir el gasto en
alimentos (53%). Además, un 51% tuvo que recurrir a sus ahorros para
cubrir gastos del hogar.