MADRID.- La economía española acentuó su contracción
durante el cuarto trimestre de 2012, al registrar un descenso del 0,8%
en tasa intertrimestral y una caída del 1,9% en tasa interanual, tras
acelerarse la caída del consumo y la inversión, según los datos de
Contabilidad Nacional Trimestral publicados este jueves por el Instituto
Nacional de Estadística (INE).
El organismo estadístico ha
empeorado en una décima las cifras que difundió el pasado 30 de enero,
cuando avanzó que la caída del PIB en el cuarto trimestre había sido del
0,7% y que en tasa interanual había registrado una contracción del
1,8%.
En el conjunto del año 2012, el PIB español se contrajo
un 1,4%, cifra que mejora levemente la previsión oficial del Gobierno
(-1,5%), si bien el propio Ejecutivo ya había adelantado que la caída
final mejoraría en un o dos décimas esta previsión.
Los datos
publicados este jueves por el INE son peores que las estimaciones
realizadas por el Banco de España, que había previsto un descenso del
0,6% en el cuarto trimestre, una caída interanual del 1,7%, y un
retroceso del 1,3% en 2012.
La contracción trimestral del 0,8%
experimentada entre octubre y diciembre de 2012 empeora en cinco décimas
el dato del tercer trimestre, cuando el PIB bajó un 0,3%. Con la cifra
del cuarto trimestre, la economía española acumula seis trimestres de
crecimiento negativo, mientras que, en tasa interanual, el PIB suma
cinco trimestres de retrocesos. Por su parte, la caída interanual del
PIB en el cuarto trimestre es tres décimas más acusada que la registrada
en el tercer trimestre de 2012, cuando la economía retrocedió un 1,6%.
Así, el PIB a precios corrientes para el conjunto del año 2012 se situó
en 1.051.204 millones de euros, lo que supone una caída del 1,14%
respecto al año anterior.
El INE ha explicado que esta
aceleración en el retroceso del PIB es consecuencia de una aportación
siete décimas más negativa de la demanda nacional, hasta -4,7 puntos,
que se vio compensada sólo en parte por una contribución cuatro décimas
más positiva del sector exterior (de 2,4 a 2,8 puntos), como
consecuencia de la mayor desaceleración experimentada por las
importaciones de bienes y servicios en relación a las exportaciones.
Todos los componentes de la demanda nacional registran variaciones
negativas y, en la mayoría de los casos, de mayor magnitud que en el
trimestre precedente. Así, el gasto en consumo final de los hogares
experimenta un descenso anual del 3%, frente al 2,1% en el tercer
trimestre, como consecuencia de un empeoramiento en todos los grupos de
consumo, siendo más acentuado en el caso de bienes duraderos y de
servicios.
El organismo estadístico señala que uno de los
factores que ha influido en este comportamiento es el descenso del nivel
de ingresos de las familias por la vía de los salarios. En concreto, la
remuneración de los asalariados registró un descenso del 8,5%, tres
punto más que un trimestre antes. Además, indica que el adelanto que se
produjo en algunas compras por parte de los hogares debido al incremento
del IVA a partir de septiembre ha contribuido también a la caída de los
ingresos de los hogares.
Por el lado de las administraciones
públicas, el gasto en consumo final estabiliza su descenso en el 4,1%,
como consecuencia de la evolución tanto de los consumos intermedios como
de la remuneración de los asalariados.
Por su parte, la
formación bruta de capital fijo aumentó su caída en más de medio punto
en el cuarto trimestre, hasta registrar un descenso del 10,3%, mientras
que la demanda de activos de bienes de equipo cayó un 7,9%, casi un
punto más, en consonancia con el perfil de los indicadores de producción
industrial, cifra de negocios e importaciones de este tipo de bienes.
El sector de la construcción registró tasas de variación similares a
las registradas en el trimestre precedente, con un descenso del 12,3%,
una décima menos. Tanto las viviendas como las infraestructuras y otras
construcciones presentaron una pauta similar de caída respecto al tercer
trimestre, con descensos del 8,7% y del 15,7%, respectivamente.
En cuanto a la demanda exterior, que contribuyó con 2,8 puntos al
crecimiento del PIB, cabe destacar el incremento del 3,2% de las
exportaciones, un punto menos que en el trimestre precedente, debido a
la desaceleración económica en la mayor parte de los países de la UE, a
donde se dirigen mayoritariamente las ventas españolas. Las
importaciones también se desaceleran, pasando de una caída del 3,4% en
el tercer trimestre al 5,4% en el cuarto, en consonancia con el menor
nivel de actividad.
Por el lado de la oferta, la mayor parte de
las ramas de actividad presentan un comportamiento más negativo que el
registrado en el trimestre precedente. Así, el valor añadido bruto de
las ramas industriales presenta una caída ligeramente inferior con
respecto al estimado para el trimestre anterior (-2,4% frente al -2,9%).
En el caso de la industria manufacturera se observa un decrecimiento
superior (del -3,4% al -3,6%), en línea con la evolución negativa de la
demanda nacional.
Por su parte, el valor añadido bruto de la
construcción presenta caídas de orden similar a los registrados en el
trimestre anterior, con un descenso del 8,5%, mientras que las ramas de
los servicios duplican su decrecimiento, hasta el 1,2%. Por último, las
ramas primarias crecen un 1,9%, cinco décimas menos, de acuerdo con la
mejora de las actividades agrícolas y ganaderas.
El empleo, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a
tiempo completo, también acelera su caída una décima, hasta registrar un
descenso del 4,7%, lo que supone la pérdida neta de aproximadamente
805.000 empleos. En términos agregados, las ramas que presentan un peor
comportamiento son las industriales y la construcción, con descensos del
5,5% y del 16,5%, respectivamente.
El número de horas
trabajadas por las personas ocupadas en la economía pasa del -4,2% al
-3,9% en este trimestre, debido al mayor crecimiento de la jornada media
a tiempo completo, que pasa del 0,5% al 0,9%. Por su parte, la
productividad aparente del trabajo desciende dos décimas, desde el 3,1%
al 2,9%, mientras que el crecimiento de la productividad aparente por
hora efectivamente trabajada baja siete décimas, del 2,7% al 2%.
El PIB valorado a precios corrientes acelera su caída siete décimas,
hasta el -1,8% en el cuarto trimestre de 2012. Como consecuencia, el
deflactor implícito de la economía se situó en el 0,1%, cinco décimas
menos que en el trimestre anterior.
Por último, el excedente de
explotación bruto y la renta mixta bruta disminuyeron su crecimiento en
más de un punto, desde el 2,5% al 1,4%, mientras que los impuestos
sobre la producción y las importaciones netos de subvenciones aumentaron
su crecimiento hasta el 20%, como consecuencia fundamentalmente de la
subida de los tipos de IVA, que entró en vigor el 1 de septiembre.