De golpe, a Rajoy se le ha venido abajo todo el montaje.
La crisis del euro ha vuelto con fuerza a los mercados y todos los
diarios extranjeros le echan la culpa a España. A que Rajoy siga sin
pedir el rescate, al empeoramiento de nuestras perspectivas económicas, a
que Alemania, Holanda y Finlandia ahora exijan que el dinero para
ayudar a los bancos se compute como deuda pública, a las protestas
ciudadanas en España -de la de Madrid se destaca, sobre todo, los
heridos y los detenidos-, en Portugal y en Grecia, o a la marcha
catalana hacia la independencia. En uno u otro orden, según cada
observador.
La atención hacia lo que ocurre en
nuestro país es generalizada y las impresiones sobre lo que puede
ocurrir aquí y, como consecuencia, en la eurozona, son más bien
pesimistas. Hoy, los dos mayores diarios económicos del mundo abren sus
ediciones con estos titulares: "El miedo por España enturbia los
mercados", dice el Wall Street Journal. "Rajoy se enfrenta a un torbellino creciente", dice el Financial Times. "La crisis europea ha vuelto. "Nuestra prima de riesgo sube por culpa de España", dicen varios diarios italianos.
Todos los periódicos citan los motivos antes apuntados. Pero es llamativo que el Wall Street Journal
coloque en primer lugar la negativa de Rajoy a solicitar el rescate
global, además del de la banca, a Europa. "Sus declaraciones del martes a
nuestro diario hacer crecer la preocupación de que Madrid va a retrasar
la demanda. La prima de riesgo española seguirá creciendo mientras
España no se mueva. Incluso el plan del BCE puede verse dificultado si
se retrasa la petición formal".
Empieza a estar cada
vez claro que Rajoy español se ha equivocado otra vez. Que apostó a que
Angela Merkel no le iba a apretar para que pidiera el rescate ahora
mismo –cuando él está pendiente de las elecciones gallegas- porque no
querría echar más leña al fuego del parlamento alemán. Pero se olvidó de
que los mercados reaccionaban por su cuenta. Y también hizo como si no
supiera que los requisitos para que Europa dé dinero a los bancos no
estaban aún aprobados: y Berlín, La Haya y Helsinki se han descolgado
ahora diciendo que esos fondos se computarán como deuda del estado
español, dejando en ridículo a todos los corifeos del PP, que llevaban
semanas asegurando que el asunto estaba cerrado, que Bruselas iba a
recapitalizar directamente a los bancos.
Rajoy se
olvidó también de la calle. Y el 25-S ha tenido un impacto internacional
extraordinario, por encima de las dimensiones mismas de las
manifestaciones. Y en buena parte por culpa del gobierno, de las
instrucciones de dureza innecesaria que el ministerio del Interior
impartió a la policía. Porque los números que han llamado la atención al
mundo no han sido los de los concentrados en Neptuno, sino los de
heridos y detenidos. A la postre, lo que los comentaristas han concluido
es que si la policía tuvo que dar tanta leña en Madrid es porque la
calle española está ardiendo.
Esa sensación
seguramente no se corresponde aún con la realidad. Pero la insensata
actuación del gobierno ha contribuido a crearla. Esto decía esta mañana
la radio France 24: "No, los españoles ya no quieren hacer los
esfuerzos que se les piden. ¿Qué pueden hacer más si muchos de ellos se
ven obligados a buscar comida en las basuras?". Como se ve, la primera
del New York Times
del martes ha dado la vuelta al mundo. Y nadie puede decir que fuera un
montaje: porque muchos en España saben desde hace tiempo que la gente
escarba en los contenedores de los supermercados. No basta con aherrojar
RTVE para que las cosas no existan.
Varios diarios
unen las protestas españolas con las griegas y las portuguesas -que
acaban de tumbar el plan de su Gobierno de recortar un 7 % más los
salarios- para hacer otro tipo de consideraciones. Esto dice el Guardian:
"En las decenas de cumbres que los líderes europeos han celebrado en
los dos últimos años apenas se ha mencionado a la gente que estaba
soportando el peso de la crisis. Pero no se puede ignorar la política
real".
Y el Suddeutsche Zeitung
lleva la cosa más allá, esta vez en clave de las inquietudes que tienen
la mayoría de los alemanes, la de que Europa del sur terminará no
pagando sus deudas: "Portugal era el 'alumno modelo' y ahora la gente ha
salido a la calle. Las protestas masivas indican que los ciudadanos ya
no están dispuestos a aceptar los recortes que dictan sus gobiernos".
"La situación en Grecia podría empeorar en las próximas semanas", dice
el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Buena parte de los diarios también coloca la escalada de la tensión en
Cataluña dentro de la crisis rampante, entendiendo que si no hubiera
falta de fondos ni recortes la tensión separatista no habría estallado.
"España ha entrado en una crisis constitucional", afirma hoy David
Gardner en el Financial Times.
Como fruto de unas y otras cosas, se empieza a creer que va a ser muy
difícil salvar a España. Por eso, y por Grecia y por Portugal, el
fantasma del fin del euro vuelve a los análisis. "¿Por qué Grecia debe
permanecer en el euro?", se preguntaba ayer el Suddeutsche Zeitung,
indicando que la posibilidad de una salida griega vuelve a estar encima
de la mesa y concluyendo: "Y si primero va Grecia, ¿por qué luego no va
ir Portugal o tal vez España?".
(*) Periodista