MADRID.- Después de más de una década trabajando como médicos, Elena Casillas y
Esther Perea han vuelto a clase, y no es fácil. Algunos de sus
compañeros necesitan diccionarios para redactar frases básicas. Otros
necesitan ayuda con el orden de las palabras. Para todos, el mayor
desafío es la pronunciación.
"Cuando oí por primera vez el alemán, pensé, 'Dios mío, es
horrible'", dice Casillas, de 40 años, una de la docena de médicos
seleccionados por un grupo hospitalario alemán privado que ofrece a
ambas clases gratuitas en Madrid con la promesa de un trabajo en un
hospital alemán si logran empezar de cero.
La clase de Casillas forma parte de una campaña alemana para
atraer a trabajadores con experiencia en medicina e ingeniería. Alemania
necesita hasta 200.000 trabajadores inmigrantes al año para mantener su
potencial económico, según el Bundesbank, mientras que España tiene la
tasa de paro más alta de Europa, más del 24 por ciento, o alrededor de
5,6 millones de personas.
Dado que la libre circulación de trabajadores es una de las
piedras angulares de la Unión Europea, se podría pensar que los parados
españoles llenarían las necesidades de Alemania. Unos pocos están dando
el salto: en 2011, las llegadas de españoles subieron un 52 por ciento
según datos alemanes. Pero las cifras globales siguen siendo muy
pequeñas. Entre 16.000 y 21.000 llegaron a Alemania desde España el año
pasado, frente a los más de 100.000 inmigrantes procedentes de Polonia.
"Si se mira la situación económica se podrían esperar más
salidas", dijo Thomas Liebig, un experto en migración internacional de
la OCDE.
La relativa falta de movilidad laboral de Europa puede atribuirse
a obstáculos culturales, así como a empresas cada vez más exigentes y
la fuerte competencia de inmigrantes establecidos. Para los españoles,
en particular, Europa no está funcionando, y esto pone de relieve una
tendencia estructural justo en el momento en el que la región necesita
aprovechar al máximo su mercado único de trabajadores.
"Donde los gobiernos son capaces de gestionar las llegadas son
cada vez más selectivos", dice John Salt, profesor del University
College de Londres, especializado en la migración internacional europea.
"Lo que quieren son trabajadores con una alta especialización que
puedan iniciar nuevas ideas o tendencias, o llenar ciertos vacíos en
capacitaciones".
Los europeos siempre han tendido a tener menos movilidad que sus
colegas estadounidenses. Un trabajador europeo típico tiene
aproximadamente la mitad de posibilidades que un estadounidense para
desplazarse entre regiones o países: el 18 por ciento frente al 32 por
ciento, según datos europeos de 2005. Sólo el 4 por ciento de los
trabajadores de la UE se mudó a otro país de la UE.
La brecha podría estar estrechándose. En Estados Unidos, los
niveles de migración han caído en esta crisis. La Brookings Institution,
un think tank con sede en Washington, dice que la movilidad laboral
estadounidense se encuentra en su nivel más bajo desde 1948. Además de
una simple falta de puestos de trabajo, la gente ha tendido a quedarse
donde está porque es más difícil conseguir un préstamo hipotecario, dice
William Frey, un miembro de la institución.
En Europa, ha habido un repunte en la disponibilidad de los
trabajadores para trasladarse, incluyendo de Grecia a Alemania. Pero las
encuestas sugieren que los españoles en general son más reacios que
otras nacionalidades a salir de su país de origen: sólo el 11 por ciento
de los españoles dijo a la encuestadora Gallup entre 2009 y 2011 que
querían trasladarse al extranjero, por debajo del promedio mundial de la
encuesta del 14 por ciento.
Casillas está casada con un alemán, pero dice que muchos de sus
colegas preferirían irse a Francia o Reino Unido por el idioma. La
generación de Casillas y Perea se centró en el inglés y el francés en el
colegio, y más del doble de españoles viven en Francia que en Alemania.
Una encuesta de la Unión Europea en 2005 mostró que la mayoría de
los españoles no habían aprendido un segundo idioma: incluso los que
querían mejorar sus habilidades lingüísticas no elegían el alemán como
su primera opción, sino que preferían el inglés y el francés. Después de
Francia y Reino Unido, Alemania fue el tercer destino más popular en
Europa para los emigrantes españoles en 2011.
"La realidad es que los españoles no somos como los alemanes o
los noruegos que hablan perfecto inglés. Nunca hemos puesto mucho
énfasis en los idiomas y todos nos asustan", dijo Casillas. "Nuestra
idea de Alemania es que son gente seria, muy fría".
"¡Y tienen poco sol!", añadió su amiga.
En un esfuerzo por atraer a los españoles, empresas alemanes se
están dirigiendo al mercado laboral para reunir a candidatos. También
han dirigido su atención a regiones como Portugal, Italia y Grecia. Un
innovador alcalde en Schwaebisch Hall, una pequeña localidad en el
suroeste de Alemania, incluso se las arregló para generar 10.000
solicitudes de demandantes de empleo portugueses a través de una campaña
en medios de comunicación.
Las empresas que pueden convencer a trabajadores españoles de que
den el salto hablan de resultados mixtos. Rücker, una empresa con sede
en Wiesbaden que proporciona hardware eléctrico y software para
automóviles y aviones, puso un anuncio buscando 500 ingenieros de países
del sur de Europa en abril. Ofrecía un curso gratuito de alemán de dos
meses, con 1.000 euros para gastos y un sueldo de 3.000 euros al mes
durante un período de prueba y un aumento a 3.500 de euros, una vez
firmado un contrato fijo.
Las condiciones son atractivas - probablemente alrededor de un 30
por ciento más que en España, de acuerdo con un ingeniero español.
Thomas Aukamm, director general para ventas, marketing y contratación de
Rücker, dijo que la empresa recibió 3.500 solicitudes, principalmente
de España, después de poner el anuncio allí, además de en Italia y
Grecia.
Sin embargo, la burbuja inmobiliaria ahora explotada en España ha
dotado a sus ingenieros con habilidades que Alemania no puede utilizar
fácilmente. Aukamm dijo que sólo 500 de los demandantes tenían
experiencia en oficios mecánicos o aeronáuticos - muchos ingenieros
españoles trabajaban en la construcción. Una falta de idiomas podría
descartar a otros: "Eso es algo que todavía puede limitar la
contratación de personas procedentes de España".
En un mundo donde hay demasiados trabajadores, países y empresas
pueden escoger. Alemania, una economía madura con necesidades avanzadas
en tecnología, es muy selectiva con los trabajadores que necesita: no es
un advenedizo en vías de industrialización que podría acomodar a
cualquier número de emprendedores.
Y los trabajadores españoles que piensan en irse al norte tienen
competencia, sobre todo de europeos del Este con mucha formación, dice
Salt, de la Universidad College, de Londres. Un cambio en las reglas de
inmigración alemanas en 2011 provocó un aumento del 27 por ciento en el
número de trabajadores polacos a casi 130.000, según la oficina alemana
para empleados extranjeros. Por cada español que llegó en busca de
trabajo, más de cinco polacos encontraron empleo.