domingo, 16 de septiembre de 2007

Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones / Juan Torres López*


Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer.

En cualquier caso, aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando.

Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires, callan como si nada ocurriera.

Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabiolidades y soluciones.

En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar. Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.

Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible, sin perjuicio de abundar más en ellas en otros trabajos posteriores más detallados.

Para facilitar su lectura omitiré datos y números así como referencias bibliográficas que, en todo caso, aún no son muy definitivos para saber con todo rigor lo que está sucediendo.

Las cuestiones que principalmente me parece que hay que conocer pare entender la actual crisis son las siguientes.

1. Es una crisis hipotecaria.

El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense.

Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos.

Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.

Esto afecta inmediatamente a los bancos que había concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.

Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.

El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.

2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.

Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un “pasivo” u obligación para el que debe el dinero y un “activo” o derecho para el que lo presta, que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo.

La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable.

Esa es la razón de que los títulos “basura” (técnicamente llamados “sub prime”), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.

Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.

Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del “latigazo” original o de su participación en el montante de los fondos afectados.

Se produce así una crisis de liquidez, no porque “falten” medios de pago, sino porque se retiran y esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son “ficticios”, es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hipotecarios que comenté arriba que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.

3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.

Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con “papeles” financieros).

El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.

En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la Construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años.

La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la Construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.

En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas.

Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.

En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.

Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.

Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuva de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.

4. Es una crisis global.

Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y la inmensa mayoría de ellas pasando por los paraísos fiscales que se encuentran estratégicamente situados en todos los husos horarios del planeta con el fin de que no quede ni un segundo del día sin posibilidad de ser utilizado para realizar las transacciones.

Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.

De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que mucho de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis. Las inversiones que realizan en los mercados financieros son cruzadas, muy opacas, de papel sobre papel y de estructura piramidal, de modo que el tenedor final de un título no sabe bien a qué operación financiera original responde lo que está comprando o tratando de vender en operaciones que las nuevas tecnologías permiten realizar de modo vertiginoso y anónimo.

Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.

5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.

Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar, al menos en algunos países como España.

Los bancos (y en general los grandes poseedores de recursos financieros) se han convertido en el eje torno al cual gira la vida económica. Vienen obteniendo ingentes beneficios y han realizado inversiones gigantescas alimentando la concentración bancaria y empresarial y la especulación financiera. Bien directa o indirectamente (gracias a su financiación) son los verdaderos protagonistas de las burbujas especulativas inmobiliarias de los últimos años, de las adquisiciones especulativas de empresas y de los vaivenes de las Bolsas.

Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.

No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.

De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria.

Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo.

En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el "statu quo" bancarios) a establecer una especie de “corralito global” o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.

En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar “barra libre” a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.

Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se “reserva” una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.

Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.

Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.

La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales.

Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.

Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.

En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.

6. Es una crisis que tiene perjudicados.

Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.

Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.

En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros. Así de fácil.

En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.

En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.

7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.

No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.

Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.

Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.

De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios.

Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.

Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.

Además de todo ello, cuando se produce la crisis financiera los poseedores de títulos que tienen menos cobertura (los pequeños o medianos ahorradores, los fondos de inversión con menos liquidez o los que hayan calculado peor el riesgo que debían o podían asumir) tratarán de vender a toda prisa los títulos “infectados”, que serán adquiridos por los grandes bancos y fondos de inversión a precios de saldo, puesto que ellos pueden acumular títulos con rentabilidad más baja gracias a su cartera mucho más grande y a sus beneficios mucho más elevados.

Finalmente, el efecto de la crisis hipotecaria, de la crisis financiera y de la crisis real se traduce, como es lógico que así sea, en la rentabilidad empresarial y en las cotizaciones en Bolsa de sus acciones. Y también en este mercado se producirán movimientos masivos de venta que serán aprovechados por los grandes inversores para acumular propiedades empresariales, concentrándose así el poder de los grandes bancos y grandes corporaciones sobre el conjunto de la economía.

La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones “técnicas” sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer, las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.

8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.

Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada, que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro “Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas”. Editorial Icaria, Barcelona 2006).

A este tipo de economía se la ha calificado como “de casino” precisamente porque se basa en la especulación, porque en ella predomina el riesgo desmedido y la incertidumbre (a cambio, eso sí, de una extraordinaria rentabilidad) y eso lleva lógicamente a que las crisis se produzcan con inusitada frecuencia.

La generalización de la especulación financiera obliga a que los sujetos económicos estén continuamente caminando sobre la cuerda floja, sin una base real efectiva, como de puntillas. Pero, como dice un viejo refrán chino, ninguna persona puede mantenerse de puntillas mucho tiempo.

Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible. Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.

La razón de por qué se ha consentido una situación abocada a la crisis es doble.

Por un lado, ya ha quedado dicho que la crisis no sólo tiene paganos, sino grandes y privilegiados beneficiarios. Y estos tienen el poder suficiente como para hacer que las cosas transcurran a favor de sus intereses aunque sea a costa de crisis y problemas económicos para los demás.

Por otro, resulta que es imposible evitar este tipo de crisis en el contexto financiarizado y global del capitalismo neoliberal de nuestros días. Cuando salta la chispa se puede tratar de paliar, como han querido hacer los bancos centrales, se pueden poner remedios pasajeros, pero es inevitable que la llama se extienda por todas las economías y por todos los sectores de la actividad económica.

Todo eso quiere decir que el caldo de cultivo de la crisis actual no es una mera incidencia hipotecaria, que sería más o menos fácil de atajar, sino el modo de funcionar de la economía capitalista de nuestros días en su conjunto. Algo que es mucho más difícil de controlar, sobre todo, cuando no hay intención ninguna de hacerlo.

En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.

Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.

Ojalá me equivoque.

9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.

Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.

Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.

En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo ... si quisieran hacerlo.

Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.

Incluso algunos gobiernos o líderes mundiales estaban advirtiendo desde hace meses del riesgo que se estaba acumulando en los fondos de inversión especulativos, del peligro global que eso llevaba consigo y de la necesidad de regularlos de otra forma para tratar de darle más seguridad a la economía mundial. Pero los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.

En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.

Es obvio que la política monetaria es un instrumento esencial de la política económica general para conducir la actividad económica. Pero, en manos de los bancos centrales, se limita a aplicarse para controlar los precios (algo que beneficia sobre todo a los ricos y al capital, porque gracias a ello se garantizan salarios reducidos y retribución más alta al capital financiero), olvidándose de cualquier otro objetivo, como el crecimiento de la actividad o el empleo. Y ya he señalado que esa financiarización es el verdadero caldo de cultivo de estas crisis.

Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.

Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del "statu quo" bancario y del poder monetario y financiero global.

Su papel perverso es ya tan estrepitosamente claro que incluso algunos gobernantes de derechas más lúcidos, como Sarkozy, empiezan a denunciarlo. Y es que es muy difícil que un pirómano pase desapercibido cuando quiere actuar como apagafuegos.

10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.

Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.

En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.

Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.

En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.

- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación. Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas.

Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.

- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.

- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.

- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. Un régimen que solo es necesario y está justificado para garantizar mayores beneficios a los propietarios de capital, puesto que no hay razón científica alguna que permita asegurar que de esa forma se logran mejores resultados en la producción de bienes y servicios y en la actividad económica en general.

- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.

- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.

- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.

Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas.

Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.

P.D.)

Acaba de anunciarse que el Banco de Inglaterra ha tenido que conceder un préstamo de emergencia al Northern Rock, el octavo banco en tamaño del país. Este banco sufre una grave crisis de liquidez que no ha podido resolver acudiendo a préstamos de otras entidades, porque entre todas éstas agotaron en menos de una hora los 4.400 millones de libras (unos 6.400 millones de euros) que el Banco de Inglaterra había inyectado para auxiliar al sistema bancario.

Es pronto aún para saber si esta situación será extensible antes o después a otros bancos en otros países, pero sería bastante simplista pensar que algo así ocurre casualmente y sólo en un único banco.

Según informan las agencias de prensa, el ministro español de economía “ha descartado "absolutamente" que algún banco español pueda tener problemas de liquidez como el británico Northern Rock, el primero en usar la reserva de emergencia del Banco de Inglaterra”.

Lógicamente, no cabe esperar otra cosa de las declaraciones del Ministro de Economía. Pero que nadie se lleve a engaño, porque hay algo que no se puede soslayar: los bancos españoles han utilizado como los que más los fondos especulativos, han realizado inversiones de gran volatilidad y están muy involucrados en sectores que van a sentir bien pronto los vientos de la crisis.

Tiempo al tiempo.

*Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Málaga

El "Northern Rock Bank", listo para liquidación, según "The Sunday Telegraph"

LONDRES.- El banco británico Northern Rock está preparándose para una liquidación de posiciones que podría ver a su cartera de 100.000 millones de libras dividida entre otros grandes bancos del país, dice hoy el dominical británico "The Sunday Telegraph".

El diario dijo que un plan que está siendo discutido entre el gobierno y funcionarios del Banco de Inglaterra era efectivamente un rescate privado del prestamista, que involucra a otros bancos y el banco central.

"Si la corrida sobre los depósitos parece fuera de control, Northern Rock efectivamente sería nacionalizado y puesto en administración", dijo un funcionario según cito el diario. El Banco de Inglaterra no quiso hacer declaraciones y no se pudo localizar inmediatamente a personal de Northern Rock.

El Sunday Telegraph citó a una fuente cercana a Northern Rock señalando que si las acciones caen fuerte nuevamente mañana lunes, entonces "parece inevitable" una rápida disolución y venta de sus activos.

Las acciones de Northern Rock cayeron el viernes y los clientes exigían retirar su dinero, después de que el banco aceptase un préstamo de emergencia del Banco de Inglaterra para lidiar con una falta de liquidez y las altas tasas de interés en los mercados monetarios.

Los clientes han retirado cerca de 1.500 millones de libras del banco en los últimos dos días, según estimaron los diarios, lo que representa cerca del 6% de sus depósitos.- (Reuters)
------------------------------------------------------------------------------------------------

Angry savers force Northern Rock to be sold
By Iain Dey and Patrick Hennessy / Getty Photo

One plan being worked on by City bankers was to divide the company's £100 billion mortgage portfolio between the other major banks, in what would amount to a private-sector rescue of the lender.

In scenes not experienced for decades, police were needed to keep the peace at branches across the country as increasingly angry and desperate investors rushed to withdraw their funds.

However, despite many queuing from before dawn, scores were sent away empty-handed when cashiers ran out of time to serve them.

The Northern Rock crisis sparked a wider political row as David Cameron, the Conservative Party leader, pinned the blame on Gordon Brown. Mr Cameron accused the Prime Minister of presiding over a "huge expansion of public and private debt" during his decade as Chancellor.

Writing for The Sunday Telegraph, the Conservative leader declared: "Though the current crisis may have had its trigger in the US, over the past decade the gun has been loaded at home."

Personal debt had trebled under Labour to £1.3 billion, Mr Cameron added, as he called on ministers to explain the "chain of events" that led up to the Bank of England's decision last week to prop up Northern Rock.

The bank siege became a virtual stampede, despite repeated assurances by Alistair Darling, the Chancellor, that the lender remained solvent.

However, sources close to the company said that if customers continued to draw their deposits at the same alarming rate, Northern Rock would be forced to break up.

Government and Bank of England officials are understood to be preparing a public statement designed to reassure millions of customers across the banking sector that their savings were safe. Both are anxious to secure a "quick fix" of Northern Rock's woes before the crisis spreads.

One plan under discussion in Whitehall is a co-ordinated rescue of Northern Rock involving other banks and the Bank of England.

"If the run on deposits looks out of control, Northern Rock would effectively be nationalised and put into administration so it could be wound down," said an official.

A source close to Northern Rock said: "Things look really ugly. If the share price falls heavily on Monday, then a fast break-up and sale of the assets looks inevitable."

On Friday, following 10 days of discussions involving the Chancellor, Mervyn King, the governor of the Bank of England, and Sir Callum McCarthy, the chairman of the Financial Services Authority, the Bank of England offered Northern Rock an emergency credit line.

The reputation of Mr King, the Bank of England's highly respected governor, has taken a battering over his handling of the crisis involving the country's fifth-largest mortgage lender.

"Mervyn was being too clever," said one of his officials. "If he had sounded a little less tough, banks might still be lending to each other."

A Whitehall source said: "The governor has handled this badly. He urgently needs to reassure savers."

Northern Rock's near collapse is the latest symptom of the squeeze in world financial markets, which began in the United States late last year when overstretched homeowners began to default on their mortgage payments.

The credit squeeze has made it difficult for Northern Rock to raise money to fund its business.

Although the Bank of England's deal ensures that Northern Rock has more than enough money to honour all of its commitments to savers and mortgage customers, its longer-term future remains in doubt.

"Queues outside our branches are not pretty viewing on TV," admitted Adam Applegarth, Northern Rock's chief executive. "Has our brand been damaged today? Well, of course it has."

He added: "It will be a long slog as an independent company to rebuild that. Our share price has come off 30 per cent. You have got to be more vulnerable [to a sale] if your share price has come down. It's up to the bidders to make a bid."

With frantic manoeuvring continuing in Whitehall and the City, police were called on to calm "boisterous" customers in numerous branches, including Sheffield, Manchester, Glasgow and London.

At least £1 billion was withdrawn from the bank by worried savers on Friday - four per cent of the bank's deposits. Branch staff said they were even busier yesterday.

It is understood that attempts by the Bank of England to find a single buyer for Northern Rock have failed. Instead, it is more likely to be sold off piece-by-piece with possible buyers including HSBC, Lloyds TSB, Barclays, Royal Bank of Scotland and Halifax Bank of Scotland.

Merrill Lynch, the investment bank, is expected to oversee the auction, which could begin as early as next week.

El quinto banco hipotecario británico pierde más de 1.400 millones de euros en depósitos en dos días

LONDRES.- Según "The Financial Times", que se apoya en una fuente no identificada, el Northern Rock vio el viernes reducidos sus depósitos en 1.000 millones de libras (cerca de 1.400 millones de euros), un 4% del total. De esa cifra, una cuarta parte se retiró en ventanilla y el resto a través de Internet.

A pesar de que muchos clientes denuncian que el banco ha bloqueado el sistema de banca electrónica, los ejecutivos del Northern Rock aseguran que está operativo pero que hay que tener paciencia por la altísima demanda. Algunas oficinas permanecieron el viernes abiertas hasta más tarde de las 22.30 y ayer el banco dio libertad a cada una para que organizara sus horarios.

La dirección del Northern Rock insiste en que no tiene problemas de liquidez y que la operación de rescate autorizada por el Banco de Inglaterra le convierte en estos momentos en una de las entidades más solventes del país. La asociación de bancos británicos y el Gobierno han hecho repetidos llamamientos a la calma para evitar que la crisis del Northern Rock acabe teniendo consecuencias mayores en el conjunto del sector.

El viernes, la banca redujo su valor en 6.800 millones de euros en la Bolsa de Londres y las constructoras perdieron cerca de 1.200 millones de euros. Las caídas podían haber sido superiores sin la apertura alcista de Nueva York.

Al margen de las eventuales consecuencias para el sistema financiero británico, muchos analistas vaticinan que la crisis del Northern Rock va a aumentar la incertidumbre en el mercado hipotecario y a contribuir a una caída del precio de la vivienda, que ya ha empezado a registrarse en agosto.- (PRISA)
(Wall Street en octubre de 1929, tras la crisis bursátil originada por una hiperinflación)

Las cajas salen a Bolsa para reforzar su capital

MADRID.- Son más de tres años con el crédito creciendo por encima del 20% y comprando participaciones industriales. Más de mil oficinas nuevas en el último año... , y la gasolina se va acabando. Llega la hora de digerir el atracón. Algunas han elegido el camino de sacar a Bolsa sus participaciones industriales, como La Caixa, Bancaja y Caja Navarra. Otras, como la Caja del Mediterráneo prefiere las cuotas participativas.

Estas son las pioneras, a las que les seguirán otras porque es el momento de reforzarse (o buscar fusiones, en el caso de Euskadi). El parqué las someterá al escrutinio del mercado, como quiere el Banco de España, y se parecerán más a los bancos. Era algo necesario antes de la tormenta financiera. Ahora, mucho más, según relata hoy "El País".

Ha sido un duro pulso con el anterior supervisor y con el actual. Después de algunos tira y afloja, tres cajas tienen previsto sacar a cotizar sus participaciones industriales y otra más, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), puede emitir cuotas participativas que también saldrán a Bolsa. Es un camino desconocido en el que los pioneros pagarán la novatada. Pero también servirá de ejemplo para otras cajas que también necesitan los recursos financieros que proporcionan los mercados.

Las cajas de ahorros, que ya controlan más de la mitad del crédito concedido en España, quieren seguir creciendo a toda costa. Dentro y fuera de España. Han demostrado ser buenas gestoras de banca comercial, agobiando a los bancos, que han visto cómo perdían cuota de mercado todos los años. Cuando las cajas plantearon su salida al exterior y sus planes de expansión, el equipo de Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España, les pidió que se reforzaran, es decir, que incrementaran su capital y reservas, y que se sometieran a la Bolsa. Esto último suponía emitir cuotas participativas, un instrumento similar a las acciones cotizadas, pero sin posibilidad de tener derechos políticos.

Las cajas se resistieron a las pretensiones del supervisor porque prefieren no tener la presión del mercado. También rechazan las cuotas porque están mal vistas por los sindicatos y algunos partidos políticos, a la vez que son unos instrumentos caros. Para reforzarse, las cajas acudieron a unos productos denominados titulizaciones de créditos hipotecarios así como a las emisiones preferentes. Estos activos también están sometidos al escrutinio del mercado, pero sólo al de los grandes inversores institucionales. Una vez saturados de estos activos, algunas entidades necesitan otro combustible para que el tanque siga caminando.

El hecho cierto es que nadie emitió cuotas y el supervisor no dio luz verde a los intentos de salir al extranjero. Caruana también pidió (sin éxito) moderación en la concesión de crédito. Con esta situación, llegó el relevo en el Banco de España. Hace poco más de un año, Caruana fue sustituido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Éste se mostró más favorable a la expansión internacional de las cajas, para que diversificaran sus ingresos en otras economías, pero insistió en que deben tener instrumentos cotizados. Ordóñez también recordó que, ante las nuevas etapas de crecimiento, las cajas debían "fortalecer su base de capital".

Las cajas han sido más agresivas que los bancos en la concesión de créditos hipotecarios. Alguna de las más grandes, como Bancaja, ha incrementado sus tasas interanuales al 30%. Caja Madrid también se acercó a esta cifras, aunque ha corregido rápidamente el rumbo. En total, las cajas agrupan el 57% de todos los préstamos a la vivienda concedidos en España. Este factor les puede hacer ahora, llegada la tormenta financiera hipotecaria, en entidades más vulnerables.

Tanto los bancos como las cajas españolas dependen de los inversores extranjeros para financiar las hipotecas. El 71% de los créditos hipotecarios otorgados en 2006 se han respaldado con cédulas o bonos de titulización, según AIAF y la Asociación Hipotecaria Española. Del total de la cartera, 850.000 millones, el 34% ya se apoya en estos instrumentos. Aunque esta situación afecta a todo el sector, las cajas están más implicadas por su mayor vocación hipotecaria. Si se mantuviera la actual escasez de liquidez, les perjudicaría más.

A la vez, las cajas han sido grandes inversores en participaciones industriales. Poseen acciones valoradas en unos 50.000 millones de euros, a valor de mercado. Esta política les ha reportado grandes beneficios al coincidir con unos ejercicios de alcista en la Bolsa. En 2006 la situación llegó a su máximo exponente, cuando el 60% del resultado de las cajas procedió de los dividendos de las participadas y de la venta de acciones.

A esta alta dependencia, inestable por su base bursátil, se une a la llegada de la nueva contabilidad internacional, Basilea II, que entrará en vigor en 2008. Con esta regulación, las participaciones industriales consumirán más recursos propios que ahora.

Por esta razón, las cajas prefieren sacar a Bolsa sus participaciones empresariales en lugar de emitir cuotas participativas aunque, según fuentes del mercado, el supervisor apoya más las cuotas. Según Alfredo Jiménez, director de la Fundación de Estudios Financieros, que cuenta con directivos de bancos y cajas en su consejo, también apoya las cuotas participativas. "Permiten valorar mejor la gestión de la entidad y evitan la intervención política", comenta Jiménez.

Para las cajas, las ventajas de las corporaciones son claras: se desprenden de parte de los activos bursátiles que serán muy caros de mantener; obtienen liquidez, que va directamente a engordar su capital y reservas y, además, aprovechan el actual momento alcista de la Bolsa, lo que les permite vender caras las acciones. No obstante, las corporaciones siempre se venden con descuento. De hecho, Bancaja, que ya se ha desprendido del 30% de su grupo, tuvo que aplicar una rebaja del 30% sobre el valor neto de los activos, según fuentes del mercado.

Otras entidades, como Caja Madrid, en lugar de colocar un holding en Bolsa, ha decidido vender las joyas de la corona: parte de Realia (ya realizada) y Endesa, a punto de salir. Probablemente también se desprenda de Iberia en los próximos meses.

La insistencia del supervisor en que llenen sus depósitos no es gratuita. Las cajas no están sobradas de capital, aspecto básico en el negocio financiero. De hecho, alguna de las más grandes, como Bancaja, Caixa de Catalunya y Caixa Galicia, tenían un ratio de capital (core capital) a finales de 2006, por debajo del 6%. El Banco de España exige a las entidades que estén por encima de este nivel, sobre todo si asumen riesgos relevantes, como son las participaciones industriales y un alto nivel de crédito hipotecario. A los grandes bancos, como ha sido el caso del Santander, el supervisor sólo les ha permitido bajar de este nivel de forma temporal y tras presentar un plan en el que se refleje cómo van a volver a tener más del 6% de capital. Jiménez apunta que el nivel del 6% "es una norma no escrita, pero aconsejable para tener buenos niveles de rating o calificación de riesgos".

Por eso, tanto para una operación internacional como para seguir expandirse en España, las cajas tienen que elevar su capital (con algunas excepciones, como la BBK, cuyo ratio es el mayor de Europa y el doble del sector).

Hasta ahora, estas entidades han financiado su rápido y eficaz crecimiento apoyado, en parte, en que no reparten dividendos, como los bancos. Las cajas sí tienen "dividendo social", es decir, las dotaciones a la obra social, que crece cada año en relación con los beneficios. En 2006, las 46 cajas de ahorros dotaron a esta partida 1.669 millones, un 21% más. Las cajas obtuvieron un beneficio consolidado de 9.420 millones, con un incremento del 48%. Así, destinaron el 17,7% del resultado neto a la obra social. Si se tiene en cuenta sólo el resultado de las cajas sin lo que ganan con sus grupos y participaciones industriales, dedican el 23,5% a la obra social. Sus competidores actúan con desventaja en este capítulo ya que pagan el doble en dividendos, algo más del 50% de los resultados, lo que supone también contar con menos capital.

En lo que todo el sector coincide es que lo que ocurra con Criteria, de La Caixa, marcará el camino de las demás. No en vano sólo esta caja supone el 30% del sector y es la primera entidad comercial de España con 5.200 oficinas.- (PRISA)
(En la imagen, sede institucional de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, en Alicante)

Ecologistas aplaude la "correcta y preventiva" decisión del CSN de ampliar el área de seguridad de Palomares


ALMERÍA.- Ecologistas en Acción en Almería aplaudió hoy la "correcta y preventiva" decisión del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) de ampliar el perímetro de seguridad de la localidad almeriense de Palomares para evitar la posible expansión de los niveles de contaminación radioactiva.

En esta zona cayeron en 1966 de forma accidental cuatro bombas termonucleares, procedentes de las fuerzas aéreas de los EE.UU. que liberaron su contenido radioactivo --plutonio y americio-- al chocar contra el suelo.

El coordinador de Ecologistas en Acción, Francisco Toledano (en la imagen), explicó que esta medida "era de esperar por motivos de precaución en relación a la salud de los vecinos del municipio", ya que, a su juicio, esta ampliación supondrá "evitar casaciones urbanísticas o cualquier otro tipo de alteraciones de los terrenos que deben seguir estudiándose para determinar el grado de contaminación radioactiva".

En este sentido, Toledano destacó la importancia de seguir investigando la zona, puesto que, después de "muchas conversaciones" con los técnicos "se han descubierto terrenos en los que había sospecha de contaminación y no ha sido así, y, sin embargo, hay lugares en los que no se esperaba encontrar contaminación y sí la había". Por ello, aseguró que es "lógico, por prevención y, sobre todo, de cara a la salud de los ciudadanos, que se amplíe esta zona".

Asimismo, el ecologista señaló que entre los vecinos existe preocupación porque, durante muchos años, esta situación en Palomares "ha estado envuelta en un oscurantismo en el que no hubo información ni por parte del Ayuntamiento". No obstante, indicó que en los últimos tiempos se ha observado un "positivo" cambio de actitud por parte del Gobierno municipal y los responsables del Consejo Nacional Nuclear, puesto que están "más sensibilizados".

Por último, Ecologistas en Acción pidió al Gobierno Central que la Administración Central se "responsabilice de los daños económicos que pueden suponer mantener esta zona sin ningún tipo de explotación, de forma que los propietarios no sean los que, finalmente, asuman el daño que causó las bombas".

Por su parte, la presidenta del CSN, Carmen Martínez Ten, anunció, el pasado mes de julio, la restricción de usos del suelo y la comercialización de los productos cultivados en los nuevos terrenos de Palomares en los que el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) analizaba trazas de radioactividad.

Así, entre las recomendaciones del informe del CSN, según la publicación, se recomendaba a los Ministerios de Economía y Hacienda y de Ciencia y Tecnología que no usaran el suelo contaminado. Asimismo, y para evitar la alarma social, se pedía a las autoridades que impulsaran "de forma coordinada" las mediadas oportunas para solventar este problema.- (Agencias)

Bin Laden, marginado al frente de Al Qaeda por Al Zawahiri, quien estaría reconstruyendo la red

LONDRES.- Osama bin Laden ha sido marginado por su 'número dos', Ayman al Zawahiri, quien está reconstruyendo la capacidad de la red terrorista internacional para permitirle llevar a cabo complejos atentados terroristas en Reino Unido y Estados Unidos, según informa hoy el diario británico 'The Sunday Telegraph', citando fuentes de los servicios de inteligencia.

Según esta fuente, Bin Laden no ha dirigido la reunión de la 'shura' (consejo) gobernante de Al Qaeda en los dos últimos años, sino que ha sido Al Zawahiri (en la imagen) quien lo ha hecho y quien se está encargando de reconstruir la red terrorista desde que comenzó la guerra en Afganistán en 2001.

Fuentes de los servicios de inteligencia norteamericanos indicaron que las agencias de espionaje occidentales han tenido que revisar su visión de que Al Qaeda había quedado fuertemente reducida, y ahora tanto Londres como Washington creen que la organización ha restablecido su mando central, que cuenta con una red de células terroristas en las zonas tribales de Pakistán, fronterizas con Afganistán.

Según el 'Sunday Telegraph', la labor de Al Zawahiri se ha visto facilitada por el hecho de que en 18 meses no se ha detenido a ninguno de sus altos dirigentes.

Para Bruce Hoffman, del Centro de Lucha Antiterrorista de la Academia Militar estadounidense, "Bin Laden es el nombre de marca pero Al Zawahiri es el gran estratega". "Ha asumido el control de Al Qaeda y pese al nuevo vídeo, Bin Laden ha dejado de ser una gran fuerza en la toma de decisión y los esfuerzos propagandísticos", añade este experto.

Por su parte, un ex oficial de inteligencia británico indicó al diario que Al Qaeda bajo el mando de Al Zawahiri ha promovido una nueva generación de unos 20 o 30 dirigentes que forman parte de la 'shura' y que se encargan de las operaciones, la financiación y las fatuas religiosas.- (Agencias)

El regulador del mercado británico avala la solvencia del Northern Rock

LONDRES.- La autoridad reguladora del mercado británico, la FSA, ha calificado de "solvente" al Northern Rock, según un comunicado de este organismo. La institución ha reiterado su llamada a la calma después de que cientos de clientes intentaran sin éxito consultar sus cuentas a través de la página web de la entidad. La FSA ha tenido que salir al paso y explicar que los fallos en el sitio son "enteramente logísticos".

La inquietud de los clientes se remonta al viernes, día en el que el Banco de Inglaterra (BoE) socorrió al Northern Rock con sus fondos debido a la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE UU.

Tanto los clientes que se desplazaron a las sucursales del banco en Reino Unido como los que intentaron conocer el estado de sus cuentas a través de la web, obtuvieron el mismo resultado. Los primeros se vieron obligados a renunciar a su empeño debido a la gran afluencia de gente para retirar ahorros. Los que lo intentaron por Internet se encontraron con una fallo informático que también les impidió el acceso a la información.

"Está claro, se produjeron muchos problemas operacionales con las filas de espera en ciertas sucursales y dificultades con la página de Internet, debido a los volúmenes desacostumbradamente altos de clientes que intentaban acceder a sus cuentas debido a la publicidad que rodea a Northern Rock", explicó la FSA (su sede central en la imagen) en este comunicado de una gran firmeza, destinado aparentemente a la prensa dominical, muy leída en el país.

"Dichos problemas son enteramente logísticos y en ningún caso guardan relación con la solvencia del banco o su capacidad para dar fondos a los ahorradores que quieran retirarlos", insistió la FSA. Su presidente, Callum Mc Carthy, dijo: "Para que quede absolutamente claro, si nosotros pensáramos que el Northern Rock no es solvente, no le habríamos autorizado a permanecer abierto".- (AFP)